12 de septiembre de 2008

¡Hijos de puta, hijos de puta!

Estas semanas ha habido partidos de selecciones nacionales. Me estoy volviendo un abuelo cebolleta y me ha venido a la mente una secuencia de la vida futbolística de Diego Armando Maradona en la final del mundial de Italia 90 que vi hace un tiempo en casa de mis padres en un reportaje del satélite.

He podido recuperar el vídeo, pero antes, me gustaría poner en situación.

Maradona era por aquel entonces toda una estrella en el Nápoles. Casualidades del destino la semifinal del mundial fue jugada por la Argentina de Maradona y la selección anfitriona... en Nápoles.

El resultado del partido fue de 1-1 y de 3-4 favorable a Argentina en los penalties, con el último penalti argentino transformado por Maradona. Realmente esto último no lo recordaba (he tenido que tirar de la Wikipedia), de lo que sí me acuerdo es de que Argentina no jugaba una mierda, que de vez en cuando el rubiales del Caniggia metía gol y que Goycoechea paraba penaltis como una mala bestia.

Pero bueno, el caso es que Maradona marcó el gol definitivo que eliminó a los italianos de su mundial y encima en Nápoles, delante de su afición... ni en un guión de película vamos.


El siguiente partido era la final, en Roma, el himno argentino sonaba y la reacción del estadio fue con una sonora pitada. Todos los jugadores argentinos permanecían callados hasta que la cámara se acercó a Maradona que en un ataque de honestidad, de falta de diplomacia y seguramente en representación al sentimiento de los 100% de argentinos repitió el grave exabrupto del título del post.

He aquí el vídeo:




Debo reconocer que cuando lo vi me quedé flipado porque no recordaba esta anécdota, pero también pensé: "Grande Diego". Hay que tenerlos muy gordos para hacer esto sabiendo que dentro de dos meses va a tener que volver a recorrer todo ese país al que está insultando, pero sobre todo me pareció grande porque creo que tenía y tiene razón, debería ser una muestra mínima de respeto el al menos permanecer en silencio cuando suena el himno de un país en un partido internacional. Sé que aquí en España es tradición silbar cuando suena el himno de la selección rival. Estoy cansado de oír los pitiditos y no estaría de más que algún día alguien nos diera un toque de atención y una llamada a la educación.

He dicho y opinado...

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